Todo se mueve permanentemente. El movimiento de todos los elementos de la naturaleza es circular y la Naturaleza misma sigue este patrón a través de los ciclos de las estaciones: primavera, verano,otoño, invierno...Tanto para la filosofía taoísta como para la medicina tradicional china "el hombre y el universo están en correspondencia recíproca". Significa que para permanecer en buena salud es teóricamente indispensable estar en armonía con el clima, las estaciones y de forma general con todas las influencias del mundo externo mediato e inmediato. Han estudiado esta correspondencia con la esperanza de que este aprendizaje facilite la adaptación en momentos de grandes cambios energéticos como son los estacionales, donde se suele estar más vulnerable a la enfermedad y a trastornos emocionales.
EL INVIERNO
El 21 de junio es la fecha del solsticio de invierno, el primer día de la estación, la noche más larga. A partir de entonces el sol estará cada día más cerca y los días cada vez serán más largos.
La naturaleza está en su período de descanso, retira las fuerzas hacia sus raíces, en el interior de la tierra se recompone. Esto es necesario para, más tarde, poder dar la bienvenida plenamente a la primavera.
También nosotros podemos acompañar este movimiento hacia adentro buscando reflexión, quietud, gestación, encuentro con uno mismo. Son necesarios cuidados especiales: nutrición, calor y descanso.
El poder del invierno es profundo. Es un tiempo entonces de conservar energía y recursos.
EL AGUA
El clima asociado con el invierno es el frío y la humedad aparece en forma de nieve, lluvia o niebla. Durante este tiempo la naturaleza y la humanidad se hallan gobernados por el principio yin y por el elemento agua. Este elemento gobierna los riñones, que se conectan con la vejiga, y los órganos sexuales. Todos ellos "tramitan" las aguas de nuestros cuerpos.
Los riñones según esta tradición albergan la energía congénita, heredada de nuestros padres. Es llamada energía esencial o energía heredada; es la materia prima con la que contamos para vivir esta vida. Nuestra vitalidad y longevidad está almacenada en los riñones. Los riñones y el elemento agua se vinculan con las funciones sexuales y reproductoras, por lo tanto, también con la concepción, embarazo, parto y lactancia.Sus funciones fisiológicas principales son almacenar la "energía esencial" o "esencia vital" y controlar la reproducción, crecimiento y desarrollo humanos, generar la médula, llenar el cerebro, controlar los huesos y transformar la sangre, controlar los líquidos y recibir el chi (energía). Los riñones gobiernan todo lo que está retirado y dormido y lo que es acumulado.
Según la medicina china, la salida exterior de los riñones se refleja en los oídos (es el órgano sensorial que rige durante el invierno); por lo tanto la función de la audición depende principalmente de la armonía del elemento agua. Desarrollar la capacidad de oír antes que actuar fortalece el agua.
Por otro lado, el elemento agua está relacionado con las emociones en general y éste período sugiere experiencias profundas. Es habitual encontrar en éstos tiempos un incremento de la sensibilidad. Expresiones populares tales como "lo sentí hasta los huesos" dan cuanta de la compleja trama invisible que liga lo físico, lo emocional y el medio ambiente. Tanto el agua como las emociones son impredecibles, pero cuando fluyen se mantienen limpias y cuando se estancan o bloquean generan enfermedades.
Otra asociación adicional al elemento agua es el sonido del gemido, que proviene del interior profundo. Sin embargo aunque el elemento agua represente a las emociones en general, durante el invierno el factor emocional que rige es el miedo. El miedo o terror exesivos pueden causar trastornos de la mente con síntomas tales como , insomnio, palpitación, irritabilidad y ansiedad, distintas fobias o negatividad frente a la vida. El miedo puede desequilibrar el funcionamiento renal o, su contraparte, una enfermedad que afecte a los riñones puede generar sentimientos de miedo.
Desde la cosmovisión taoísta, las personas con deficiencia en el elemento agua pueden tener dificultades para relajarse, descansar o reflexionar claramente. La compasión, el entendimiento y la receptividad a las necesidades y sentimientos de los otros son considerados aspectos "femeninos" o "lunares", ambos característicos del elemento agua.
El color azul del agua y el negro de sus profundidades son los colores el invierno.
LA ALIMENTACION
Ahora es necesario ajustar la dieta incorporando alimentos substanciosos, que produzcan calor. Los carbohidratos y las proteínas son apropiados si su ingesta es moderada. Los cereales integrales cocidos son ideales para considerarlos como base de la dieta invernal.
Las verduras (crudas o cocidas) pueden ingerirse diariamente, prefiriendo las de raíz (donde se encuentra concentrada la energía de las plantas), por ejemplo, zanahorias,cebollas papas, nabos. El ajo, jenjibre y pimentón dan sabor y calor a la vida.
Durante el invierno las sopas resultan ser sumamente apreciables y las raíces de las hierbas utilizadas para preparar tisanas o tés fortalecen nuestras propias raíces. Hay menos frutas frescas disponibles, pero puede suplirse esta falta incorporando frutos secos. Los productos derivados de la leche y los alimentos fritos o salteados pueden incorporarse con más libertad que en otras estaciones.
El elemento agua está relacionado con el invierno, entonces los productos marítimos (peces y algas) constituyen una fuente nutritiva importante, bajos en grasas y con altas cantidades de proteínas, minerales y vitaminas.
El gusto o sabor vinculado a esta estación es el salado, como la mayor parte del agua del planeta y de nuestros cuerpos. El deseo en exceso o la aversión a alimentos salados pueden ser indicativos de un desequilibrio del elemento agua. (Por ej. el exceso de sal genera retención de líquidos, presión alta, problemas renales y cardíacos).
Se denomina energía pura o energía adquirida a la que se incorpora a través de los alimentos.
DESCANSO Y MOVIMIENTO
El Nei Ching, la más antigua obra clásica de la medicina china, aconseja que en el invierno "la gente debería retirarse pronto por la noche y levantarse tarde por la mañana, y deberían esperar a la salida del sol".
Las largas noches invernales proponen un tiempo de abundante descanso y relajación. El metabolismo se enlentece y el espíritu naturalmente se despierta. Es un tiempo propicio para soñar, parte fundamental de una buena recuperación. Este espacio brinda la oportunidad para dejar que la expresión interna llegue a la mente despierta. Este enorme movimiento general hacia adentro nos invita a "sentar en la calma", a meditar.
También parece ser éste un tiempo para estar activo con la intención de mantener el cuerpo caliente y su energía en movimiento. Mover diariamente las articulaciones; ejercicios, estiramientos o bailes que promuevan una respiración profunda ya que esto a su vez ayuda a mantener la energía circulando y a conservar el calor en el cuerpo. Pero es especialmente importante cuidar el nivel de actividad, ya que en el invierno la energía vital no tiene preponderancia en el cuerpo físico. Por eso las prácticas orientadas a conservar y acumular energía tales como el tai chi chuan, el yoga o la relajación/respiración son especialmente apropiadas. En esta estación debería existir un equilibrio muy cuidado entre el recogimiento interior y las actividades orientadas al exterior.
La estación más fría y oscura nos ofrece la posibilidad de descubrir los hilos que se tejen con nuestros cambios internos y el resto de la existencia; ella obsequia sabiduría. El calor está en el hogar, la luz está en el interior.
Marcela Rodas
